Con las manos en la masa. |
Todo comenzó como tantas veces: un grupo de adolescentes apostando
por quién conquistaría a una dama. El problema es que, en este caso, la mujer
era ni más ni menos que su profesora. Y, para hacerlo más problemático, uno de
los participantes ganó y salió en todos los diarios.
Precisamente, Eric Arty (18 años) salió en una imagen de The
New York Post besando a su profesora Julie Warning (26 años), en las
inmediaciones del colegio al que ambos asistían, la secundaria Manhattan
Theatre Lab.
“No importa su edad, aunque sea mayor sigue siendo un
estudiante bajo nuestro cuidado, y un maestro no puede tocar a un estudiante,
no se puede tener una relación impropia”, declaró el director de la institución,
Dennis Walcott, explicando por qué fue expulsada la docente.
Por su parte, la profesora negó ser la de la imagen. Sin
embargo, el estudiante confirmó el hecho y dijo que habían apostado entre cinco
compañeros 500 dólares, poniendo 100 cada uno. Andrew Cabrera, otro alumno y
uno de los partícipes de la compulsa, también ratificó lo ocurrido.
Fuente: Crónica
La profesora, ese eterno objeto de deseo
Opinión
Por Patrick Kluivert
Hay varias cosas para señalar, después de conocer esta
noticia. La primera de todas, desde ya, es la felicitación para Eric por su
triunfo: si ya a los 18 años puede levantarse a una mujer más grande y que
encima es su profesora está mostrando un futuro muy promisorio en esto de
mandar lengua (?). Y encima, como si fuese poco, ganó un billete: ¡fenómeno!
Por otro lado, lo ocurrido nos trae el recuerdo de la
maestra de la que siempre estuvimos enamorados. Por su parte, este opinólogo
arrancó temprano a desear a su profesora: en jardín, estaba perdidamente obsesionado
con la maestra María Mirta; tanto me gustaba que sufrí entonces mi primera
expulsión de las instituciones educativas, ya que me echaron por tocarle los
senos una tarde cuando dijo que era la hora de la leche.
Un tiempo más adelante, de adolescente, después de varias
experiencias amargas amando docentes, llegó a mi vida Laura, mi profesora de
inglés en cuarto año. Ella, a diferencia del resto de sus colegas, dio lugar a
mis pretensiones y no quedó nada sin hacer para nosotros en la cama (en
realidad, en los baños de la escuela). No era muy bella, lo recuerdo; tenía
bigotes, mal aliento y le faltaba un ojo. Sin embargo, compensaba cualquier
cosa con su entrega sin igual.
Últimamente, estuve considerando hacer algo con mis tiempos
libres; desde que dejé el fútbol, no supe a qué dedicar mis días. AM, Intrusos,
Estudio Fútbol y la programación de Utilísima ya no me llenan como antes. Justamente,
evalué la chance de estudiar algo. Ahora que veo lo sucedido con este caso, voy
a prepararme para ser profesor y a esperar que mis alumnas hagan apuestas por
levantarme. Y van a ganar todas, chicas.
2 comentarios:
Esto solo me recuerda a Karina, mi profe de Inglés de 3er año. ¿Cómo no hicimos una apuesta con los pibes?
Mamita, ¡qué de recuerdos! Mi profesora de biología de secundaria: Dobarro, una soberbia hija de puta, pero que buena que estaba. Este escote casi deja a ciego a un par de muchachos...
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