Chau, corpiño, y gracias por nada

Las famosas cabezas de enano.

Según consigna El Sensacional, fuente por demás confiable por supuesto y de la que no solo somos consultantes frecuentes sino también admiradores, en Europa se vive una nueva moda que como tal ya es furor: no usar corpiño.

Efectivamente, las mujeres del Viejo Continente decidieron dejar de colocarse sostén (?) y, según la investigación, el puntapié lo dieron las españolas. Por supuesto, al igual que nuestros colegas de El Sensacional, nos adherimos a la flamante moda. ¡Viva el look natural!


A los limones, a los melones
Opinión
Por Patrick Kluivert

Quiero principiar mis líneas de posición sobre esta voluptuosa cuestión con una confesión: suelo no usar calzoncillos. Sí, así es. Y por si no queda claro lo digo más crudamente: a veces, la penduleo de lo lindo. Generalmente, lo hago en situaciones de nerviosismo justamente para liberar tensiones, para que desde mi punto central se envíe un mensaje al resto de mis partes: a relajar y dejarse llevar por las ondulaciones sin sujeción alguna.

Y es justamente por esta costumbre mía que esta novedad hace sonar el timbre de mi puerta de una manera especial. Por supuesto, uno no es de roble y lo primero que piensa al enterarse de que las mujeres andarán sin corpiño por la vida es la cantidad de globos variopintos que mirará por aquí y por allá, y las palpitaciones alborotan mis partes nobles.

Sin embargo, y en verdad, lo más importante de esta gran y libertadora cruzada no es la posibilidad de babear más de lo usual ante el sexo opuesto sino que por fin las mujeres, en pos de la igualdad de género, están atacando el foco más prioritario. Qué tanto voto, qué tanto trabajo, qué tanto poder. El discurso machista habla de la mujer cubierta, de que la mujer que muestra incita a la violencia: ¡retrógrados! La mujer debe liberarse y dejar atrás ataduras. Enhorabuena, chicas. Sigan dando el ejemplo. Y que al que no le guste se vaya a lavar las tetas.