lunes, 19 de febrero de 2007

¡No tiren arroz!

Una pareja solicitó que no la inviten más a casamientos

Dijo estar saturada de eventos sociales

Asistir a un casamiento suele ser de lo más divertido: se come bien, se baila hasta tarde, se festeja con los homenajeados como si fuera la última fiesta. E implica un ritual: la mujer prepara con anticipación el vestido, se asegura un turno en la peluquería y comienza un par de horas antes a "producirse"; mientras, el hombre prepara su traje, elige la corbata y apura a su mujer para no llegar tarde.

Pero, para Adolfo, de 66 años, y Ana Caballero, de 65, asistir a casamientos es agotador. Porque no los invitan a uno o dos por año, sino que, según cuentan, tienen que prepararse en promedio para dos casamientos por mes.



Por eso, cuando la semana pasada les llegó a casa otra invitación, Adolfo dijo: "Basta, estoy harto", y decidió pedir a sus familiares y amigos, por medio de un aviso social que se publicó ayer en LA NACION, que no los inviten más.

El texto dice así: "Adolfo Caballero y Ana Fontán Balestra de Caballero solicitan por este medio a familiares y amigos no ser invitados a futuras recepciones de casamientos, considerándolos cumplidos con la simple participación de los mismos. Desde ya, agradecen una buena interpretación de este pedido, basado exclusivamente en la saturación de compromisos sociales".


Cuando el viernes le contó a su esposa que había enviado el aviso, ella no le creyó hasta que esta cronista la llamó para solicitarle la entrevista: "¡No lo puedo creer!", dijo Ana entre risas. Y aseguró que, efectivamente, tienen tanta vida social que hasta llegaron a tener tres casamientos en un mismo día.

"Eso es lindo y divertido para los más jóvenes que se quedan bailando hasta las 5; pero nosotros, a nuestra edad, viajar tanto para ir a cenar y volver... Al día siguiente estoy cansado, y casi no me puedo mover cuando voy al club a jugar al tenis", relata Adolfo.

"Perdemos entre 10 y 12 horas de un fin de semana, que por ahí podemos disfrutarlo cenando con amigos, y yendo al club el domingo temprano", destaca Adolfo, que es abogado y que, entre los amigos del club, los incontables primos que tiene (hijos de sus 10 tíos), y los clientes de su estudio, no le alcanza el tiempo para asistir a tantas fiestas sociales y casamientos.

"¡Más las fiestas que nos invitan de parte de mis amigas! A veces yo prefiero ir a un casamiento porque es de la hija de alguna amiga mía, y el prefiere otro, de un amigo de él... Entonces optamos por la invitación que llegó primero", cuenta Ana.


Desde la redacción(?) de ¿VMEG? hemos pensado en solidarzarnos con esta pareja y su extenuante situación y estaríamos dispuestos a realizar el sacrifico de recibir las invitaciones y asistir en su nombre a dichos compromisos. Pueden enviarnos un e mail y con gusto nos pondremos en contacto a la brevedad.



Fuente: http://www.lanacion.com.ar/informaciongeneral/nota.asp?nota_id=884819&origen=ranking

1 comentario:

Unknown dijo...

igual te digo que es un presupuesto en regalos eh... aunque comen de arriba casi todos los findes....