Mujer queda atrapada en silla de bebé y requiere del auxilio de los bomberos.
No, no es Karina Jelinek |
Serena Curtis, una mujer inglesa de 31 años de edad y madre de tres hijos, disfrutaba de una noche con sus amigas y entre copa y copa no tuvo mejor idea que meterse en la silla de su bebé. Pero la broma terminó mal y Serena quedó atrapada en la sillita sin poder salir. Luego de una hora, su amiga decidió llamar a losbomberos en busca de ayuda.
Atención madres: no hagan esto en sus casas |
Fuente: Diario Veloz
Saquemos la mugre escondida bajo la alfombra
Opinión
Por Patrick Kluivert
Ayer nomás, por televisión se discutía al respecto del conflicto entre dos de las estrellas de nuestro espectáculo; la vedette Nazarena Vélez y el humorista Eduardo Feinmann. La pelea se llevó a la Justicia, y el debate se centraba en si las partes llegarían a evitar el juicio, cosa que sucedería si Feinmann ofrece disculpas públicas. Con gran sentido común, alguien preguntó: ¿por qué no se dejan de romper las bolas y se pelean sin joder a la Justicia? ¿No hay casos más importantes que atender para los jueces que esto? ¿Hay que poner en marcha toda la maquinaria estatal para cuestiones así?
Ahora, desde Inglaterra, nos llega una situación de igual trasfondo: una mujer, si es que cabe el término, se emborracha con sus amigas y termina atrapada en la silla de su pequeña criatura. Todo por querer hacerse la graciosa, la loca, la fiestera, la Gladys Florimonti, la Anita Martínez, la Yanina Latorre. ¿Y cómo se resuelve el problema? ¡Llamando a los bomberos!
Los solidarios hombres de mangueras largas y riguroso uniforme y casco, al servicio de la comunidad cuando el fuego apremia o el gato se trepa un árbol y luego no se anima a descender, tuvieron que encender el coche bomba y salir en auxilio de este ser imperdonable. La prensa inglesa, siempre cuidadosa de la imagen de la patria, protegió a su compatriota omitiendo información valiosa: por ayudarla a ella, los bomberos llegaron tarde a un incendio en un hogar de ancianos. Murieron 114 abuelos, quemados vivos.
“Total cagaban fuego de un momento a otro”, bromeó Serena Curtis. “Uh, lo de cagar fuego no fue a propósito”, se corrigió después, advirtiendo lo inoportuno de sus palabras. Lamentable, por donde se lo mire. Desde aquí, prometemos ir hasta las últimas consecuencias para que la verdad llegue a todo el mundo. La memoria de esos viejos no merecen otra cosa.