Una mujer fue denunciada por su expareja luego de que intentara asfixiarlo con sus pechos talla 115. ¿Qué declaró ella? Te lo contamos acá.
Intentos de asesinatos ha habido muchos a lo largo de la historia de la humanidad, pero pocos tan tragicómicos y particulares como el que vamos a contar a continuación.
Armas mortales (?)
La acusada se llama Franziska Hansen y es una alemana de 33 años con unas extravagantes medidas: sus corpiños son 115.
Hansen primero negó las acusaciones diciendo que todo se trató de un juego sexual pero luego reconoció a través de una charla telefónica que "quería que su muerte sea lo más agradable posible".
La víctima, identificada como señor Smith confesó que, "no podía respirar más, me puse totalmente azul. Yo no podía liberarme y pensé que me iba a morir".
Cuando el hombre pudo liberarse de los pechos de su esposa huyó a la casa de su vecino. Después se comunicó con ella para saber por qué lo había hecho y la asesina contó la verdad.
Fuente: Diario Veloz
La muerte perfecta
Opinión
Por Ulises Leal
Cuantas veces hemos dado vueltas con el tema de la muerte. Temerle, burlarse, respetarla, esperar su inexorable llegada...
Desde hace un tiempo con los muchachos del bar, entre vemouth y picada, varias veces encaramos el tema. Algunos piden clemencia ante una posible enfermedad y terminar postrados en un hospital. Piden que se intervenga antes de llegar a esa situación. La palabra geriátrico está prohibida.
Entonces, de sopetón (?), llega a la mesa la noticia de esta joven alemana queriendo dar una muerte pulposa a su novio. Una novia de gran corazón además de portar dos cabezas de enano impresionantes ¿y que hacemos como sociedad? Si, marche presa. Hay que reveer profundamente el código penal teutón. Ellos que se dicen del primer mundo.
Como reflexión final con los muchachos, mientras el Gallego nos sirve otra vuelta de ginebra, coincidimos que para el hombre común, sencillo, de barrio, que no tiene veinte lucas gringas para pasar la noche Pompillo Style con Jesica Cirio y pegarse una enfiestada a puro Viagra, champán y merluza , la alternativa de morir abajo de un par de melones es, hoy por hoy, la muerte ideal.