"Arriba, remolón, que tenemos que detenerlo"

Seguramente agotado por trabajar de noche, un ladrón fue detenido el jueves a primera hora por la policía noruega después de haberse dormido en el coche que intentaba robar, según informó una emisora de radio local noruega.

Foto: Imágenes del momento fatídico para el ladrón dormido.

El hombre, de 42 años de edad, fue encontrado en un vehículo en Haugesund, en el suroeste del país, rodeado de objetos que seguramente eran su botín de esa noche, según la policía.

"Parece que simplemente se durmió cuando intentaba robar un coche", declaró el jefe de la policía local, Torgeir Stoedle, citado por Radio Haugaland.

El hombre, ya fichado por la policía, fue detenido sin oponer resistencia.


Fuente: http://es.noticias.yahoo.com/afp/20070810/tod-noruega-robo-7f81b96_1.html










El blues de las seis y treinta me desespera; suena el despertador, me siento un esclavo
Opinión
Por Patrick Kluivert





Ah, qué difícil es vivir según los designios de esta era fordiana, tan bien descripta, burlada y anticipada por Aldous Huxley en Un mundo feliz, obra que hiciera las delicias de todos los hippies adictos a la paz y la marihuana y todos los zurditos adictos a dejarse la barba y tomar Cuba Libre. Aldous, gran escritor y falopero, idolatrado por Jim Morrison, gran escritor y falopero, y músico también, obviamente.


La nueva víctima de la falta de horas de sueño, necesarias para todo ser humano que quiera, como mínimo, vivir feliz y en paz, sin cansancio y desgano y con energía, es un ladrón amigo. No amigo de lo ajeno, no. Ladrón amigo, viejo. Seamos buenos, pucho. No le estaba sacando cinco guitas a un buen obrero mientras éste esperaba el colectivo para volver a su casa después de una dura jornada laboral. No, no. Se estaba haciendo un coche último modelo, de algún cerdo burgués que pudo comprarlo gracias a la injusta distribución de la riqueza. Y, a no dudarlo, este buen ladrón amigo, luego, llevaría el trofeo de guerra y, haciendo La Gran Robin Hood, sacaría pieza a pieza del coche y, siguiendo el manual del buen desmantelador, vendería todas sus partes y compartiría lo ganado con su gente, que lo reconocería como ídolo brindando bailes, fiestas y comidas en su honor.


Ojalá que las cosas cambien y que los laburantes tengamos la posibilidad de dormir las horas que precisemos para sentirnos bien descansados. A fin de cuentas, de este modo, también se benefician los empleadores, al contar con empleados con las energías bien recargadas.