¿Hacia un fútbol metrosexual?

Importante futbolista de Brasil se declara un metrosexual incurable.

El futbolista Wanderson de Paula Sabino, más conocido como Somalia, se destaca como el máximo goleador del Campeonato de Sao Paulo. Y el Sao Caetano, equipo en el que juega, está cerca de alzarse con el título.

Somalia, hace pocos días, concedió una entrevista en la que confesó que "la vanidad" lo ha convertido "en otro metrosexual", como David Beckham, Fernando Gago, Mauro Zárate, Ernesto Farías, Cristiano Ronaldo.








"Me gusta someterme a masajes, cuidar de las uñas, la limpieza de piel. Pero eso lo veo porque tengo una condición de vida buena. Si fuera pobre, ni sabría que esas cosas existen. Entonces, creo que soy metrosexual también", explicó.

El término "metrosexual", que define al narcisista de los nuevos tiempos, fue acuñado en 1996 por el escritor inglés Mark Simpson y, en sus palabras, alude a todo individuo que "está perdiendo la vergüenza de ser vanidoso, de cuidar de la apariencia". Se trata de un sustantivo que define al hombre que tiene "a sí mismo como su objeto de amor".

Somalia, además, reveló que el Sao Caetano tiene otros metrosexuales, porque varios compañeros suyos son rigurosos con la apariencia dentro y fuera de la cancha.

"Son varios jugadores que pulen las uñas, y gustan de masajes también. Marcelinho, Leandro Lima, Thiago... todos llegamos a los entrenamientos queriendo mostrar lo último que hicimos. Otro compañero, Edílson Capetinha, me llamó hace poco para preguntar quién era mi masajista", remató.

El delantero, que el 22 de junio cumplirá 30 años, añadió que además de pasar horas en salones de belleza, otra buena parte del tiempo y su salario los destina a la compra de ropas, zapatos y perfumes.

Fuente: http://www.terra.com/deportes/articulo/html/fox389899.htm

Seamos machos
Opinión
Por Kluivert

A mí me parece que hay algo que está claro: el macho hecho y derecho se levanta, se pega una ducha, se lava los dientes, se tira desodorante y sale a la vida, a luchar para llevar el pan a su casa, para su hembra y sus críos. Y los fines de semana, cuando juega a la pelota con sus pares, se levanta, se lava un poco la cara, se calza los cortos y va para la canchita. Tal vez, por respeto a sus hermanos, se lave los dientes y se tire un poco de desodorante. La ducha está descartada.

Sin embargo, la nueva tendencia que crece y crece en el fútbol de primera línea, pone en duda lo anteriormente dicho; nótese que el macho del que se habla no se peina, no se baña, y los futbolistas como Somalia no sólo hacen eso, sino que además van a salones de belleza, usan perfumes, se limpian el cutis, van al manicura...

Si bien soy partidario del "laissez faire, laissez passer" ("dejar hacer, dejar pasar"), que se impuso allá por el siglo XVIII en la Francia que se rebeló ante el Estado intervencionista y limitador de las libertades de las personas, creo que el "laissez faire, laissez passer" no puede aplicarse en casos como este. No, señores.

Alguien tiene que impedir el ingreso a salones de belleza, y todo lo que tenga que ver con la metrosexualidad, a estos jugadores, porque, en primer lugar, se están dañando a sí mismos, y, además, están dando un horroroso ejemplo para las generaciones venideras. Tal vez, incluso, haya que atarlos a sus camas, para impedirles que acudan a esos lugares que son la perdición de la hombría. Así como se mostraba en Trainspotting, con los adictos a la heroína. Así como se hace en Villa Ortúzar, con los adictos al Cinzano. Así como se hace en Arizona, con los adictos al helado de frambuesa.